jueves, 9 de octubre de 2008

El "Agitador" de la popu

Cualquier persona que ha vivido un partido de fútbol desde una de las tribunas detrás de los arcos reconoce a estos personajes. Reyes absolutos de lo que ocurre en esos escalones de cemento al sol, a veces densamente poblados y otras con un puñado de acompañantes que siguen sus ordenes.

Para ellos el partido arranca mucho antes del pitazo inicial, es casi un día de vivir el rito de asistir al estadio a ver a ese club del cual tienen el escudo tatuado varias veces (Y en diferentes tamaños y diseños) a lo largo y ancho del cuerpo. En la plaza del barrio con su grupo de amigotes, algunos de la vida y otros amigos de la cancha (Frase común: ¿Como es el nombre del petiso ese que saludaste? Ni idea, es conocido de la cancha...)


Con los trapos aun en mochilas o ya siendo empuñados, beben unos cuantos vermouth (Birra, cartón de vino y/o fernet con cola en botella prolijamente cortada) hasta quedar entonaditos (no vamos a hacer mención a otros tipos de sustancia porque queremos resaltar lo pintoresco. Zapatillas de lona, jean preferiblemente roto o hecho bermuda con la variante del pantalón corto del club y por supuesto la camiseta del club sea oficial o no, actual o de la década del 80 es el uniforme preferido. Un tema clave a resolver es el transporte hacia la cancha. Para el cual cualquier camioneta y o camioncito de un vecino, amigo o pariente es ideal para subir entre 15 y 28 personas.


Ya en la cancha el primer ritual consiste en colgar el trapo en el lugar de siempre ese que el trapo se ganó hace tiempo y nadie osa desafiar. Ya con la bandera ubicada nuestros amigos se retiran hacia detrás de la tribuna donde se va congregando el grueso de la hinchada local, ahí reunidos casi en circulo y unidos por ese amor incondicional a la camiseta entonan los himnos de guerra de su club ("Esta tarde cueste lo que cueste" "Dejo el trabajo la familia y todo para volverte a ver", etc.) El ritmo de redoblantes y bombos ya se escucha en toda la cancha y bien cerquita del inicio del partido o recién comenzado encabezando por las bengalas ingresan y toman ubicación detrás del arco.


Los protagonistas de este relato tienen un lugar asegurado, el paravalanchas, agarrado de un tirante y de espaldas a la cancha (si señora que jamás pisó una popular de espaldas al partido) Su función es primordial, motivar a la muchachada para que entone en aliento sus gargantas. Al griten de "¡¡¡¡¡¡¡Cantemos todos!!!!!!!!" o "Vamos a alentar a los pibes" y nunca falta la situación del dedo acusador a ese que se cansó de alentar "¡¡¡¡Dale gordo cantemos todos!!!!"


Momento a parte merecen las situaciones adversas nuestros, ya amigos podemos decir, frente al gol adversario redoblan la apuesta de sus gargantas y retumba "En las buenas y en las malas mucho más"


Al terminar al partido se quedan para entonar el himno del club, al cual se le pone el mayor énfasis cualquiera haya sido el resultado final y ahí se emprende el retorno a los barrios con la alegría del triunfo, el sabor a poco del empate o la amarga bronca de la derrota. A descansar porque en 7 o 15 días hay que volver a la cancha.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno cabeza...El tema por ahi esta medio quemado ya, pero bueno igul hasta ahora el q mas se las trae es el de la falta de recursos de la telenovela ese estaba zarpado......
Espero q no tires enrosques y hagas uno titulado ``el capricho de una condiciona a todo un grupo'' o ``solo 20 y su mujer lo golpeaba''

Anónimo dijo...

Falta el canta puto canta! lo agrego yo q seguro no pones ese vocabulario

Juan Manuel Martinez dijo...

Son temas que ya estan siendo analizados para futuros post yerga, aguante la critica constructiva, la banco a full.